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Exposición “Els plaers de mirar. Tresors del fons bibliogràfic de la Universitat de Barcelona”. Museu d’història de Catalunya, Febrero 2018

Agustín Hernando

No suele ser habitual tener la oportunidad de contemplar un ramillete de tesoros bibliográficos en un establecimiento museístico de nuestra ciudad. La excepción se ha producido en el Museu d’Història de Catalunya, entre los meses de noviembre de 2017 y febrero de 2018, con la muestra de un magnífico elenco de ricos ejemplares pertenecientes a la Universitat de Barcelona. El título que ostentaba era “Els Plaers de Mirar. Tresors del fons bibliogràfic de la Universitat de Barcelona”, hallándose instalada en la planta baja de su remozado edificio. Aspirabadifundir entre el público sensible una parte de su codiciado patrimonio, con 40 ejemplares que ilustran el refinado gusto puesto en estetema. Paralelamente, con voluntad didáctica y pensando en el público ajeno a la bibliofilia que frecuenta las salas de este concurrido museo como son los escolares, ofrecía una serie de vitrinas, paneles y videos con los que se da a conocer las sucesivas etapas y tareas que jalonan la confección de un libro, desde la disponibilidad de un texto manuscrito a la encuadernación de los pliegos impresos, incluyendo el novedoso tema de su restauración. Una curiosa iniciativa pedagógica que fue valorada muy positivamente por todos los asistentes.

La veintena de socios que asistimos a la visita pudimos disfrutar de la contemplación de un selecto muestrario de influyentes obras en la historia de nuestra cultura. Un primoroso elenco de los copiosos tesoros que conserva la decana de las bibliotecas de nuestra ciudad, con la presencia de códices medievales, libros incunables, del Renacimiento y la Ilustración. 

El recorrido comenzóexaminandoun conjunto de aportaciones que acreditan el dilatado interés puesto por la sociedad occidentalenimaginar cómo es el escenario en el que reside. Su elocuente título era ‘El cel i la terra’. Un interés materializado enobras de astronomía, historia natural, medicina y cartografía. Encabezaba este elenco el suntuoso Astronomicum Caesareum de Petrus Apiano, ejemplar salido de su taller instalado en la ciudad bávara de Ingolstadt, en 1540. Una publicación dedicada al Emperador y a su hermano, de la que se afirma fueron impulsores y patrocinadores, especialmente Carlos V, quien era un gran aficionado a la cosmografía y recibió lecciones de su autor en el sitio puesto a la ciudad en las guerras de religión sostenidas en el verano de 1546. Muchos de nosotros estamos más familiarizados con otrotratado suyo, de aspecto más modesto, de gran difusión en nuestro país gracias a las dos versiones lanzadas en romance; su título es Cosmographia y fue editado en Amberes en 1548 y 1575. Ambos tratados cuentan con amenas e ingeniosas imágenes móviles que permiten adentrarse en los arcanos de los cielos. De ahí la enorme popularidad gozada, asombrando todavía al curioso por su maestría. A su lado aparecía una de las numerosas aportaciones dejadas por el jesuita alemán Athanasius Kircher, Mundus subterraneus, publicada en Ámsterdam por J. Janssonius en 1665. Estabaabierta por uno de susmás impresionantes grabados, de dramática espectacularidad, el dedicado a documentar la relación entre el fuego interior y la superficie terrestre con la plasmación de diversas manifestaciones volcánicas observadas en el Vesubio. También figuraban dos libros dedicados a historia natural, uno de botánica y otrorelacionado con la salud. Este último era el Discorides Pedani, Acerca de la materia medicinal y de los venenos mortíferos, publicado en Salamanca en 1570. Un texto útil y muy demandado, tal como revelan las más de veinte ediciones que alcanzó. También contemplamos una obra dedicada a lo que en aquella época se denominaba historia natural. Nos referimos a De re metallica libri XII, de Georg Agrícola, aparecida en Basilea en 1556. Se hallaba abierta por una de sus evocadoras ilustraciones a toda página. Finalmente, no podía faltar un testimonio de los majestuosos atlas producidos en la Ámsterdam del siglo XVII, la edad de oro de la cartografía. El elegido fue el volumen X del Atlas Mayor, ejemplar fechado en 1672 y cuya autoría corresponde a J. Blaeu, uno de los más aclamados geógrafos de este periodo. Se mostrabapor su mapa de la Península, una rara estampa que sólo figura en contados volúmenes. Como expusimos a los asistentes, su establecimiento fue pasto de las llamas cuando se estaba procediendo a la edición de este volumen, provocando la desaparición de una parte de los fondos y planchas con las que se alumbraba.

A esta primeramuestra secundaba la dedicada a ilustrar la idea “El poder de la paraula”, con la presencia de diversos ejemplares que revelan la importancia otorgada al libro en el transcurso del tiempo, desde las anotaciones administrativas consignadas en el día a día deun establecimiento al popular libro impreso.Sobresalían los libros litúrgicos y devocionales. Y cerraba este repertorio la Vida y hechos del ingenioso cavallero Don Quixote de la Mancha. Una edición piratadel genial Miguel de Cervantes cuya portada exhibe como lugar de edición la ciudad de Bruselas, en lugar dela de Lyon (1671), como han desvelado investigaciones llevadas a cabo.

Entre tan distinguida selección no podían faltar las obras dedicadas a propagar las innovaciones y adelantos técnicos,con invenciones destinadas a hacer más eficaz y cómoda la actividad desplegada por las personas. Su título era “El progrés i la técnica” y estaba ilustrado con curiosos ejemplares como el de Gerard Thibault, titulado Academie de l’espée, editado en Leyden, por los afamados Elzeviers, en 1630. Exhibía una impresionante imagen desplegada en la que se podían contemplar diversos ejercicios destinados a dominar el arte de la esgrima, una habilidad social muy apreciada en esos tiempos. Como nos confesó, su presencia complació a uno de nuestros acompañantes, poseedor de diversos ejemplares del tema. Y como se describe en la literatura, una de las escasas muestras de la influencia ejercida por la esgrima española en el extranjero. También nos causó una grata impresión el detallado grabado de la obra publicada por Domenico Fontana con el título Della trasportatione dell’obelisco vaticano et delle fabriche di nostro signore Papa Sisto V, alumbrada en Roma en 1590. La estampa inmortalizaba las laboriosas y complejas tareas ejecutadas para colocar el obelisco traído de Egipto en tiempos de Calígula en el centro de la plaza de San Pedro de Roma. También figuraba algún códice de medicina.

El tercer apartado lucía por título “El relat de la memoria” y estaba ilustrado con testimonios que versaban sobre la historia de diversas materias. Entreestosejemplares aparecía la obra de Annibale Carracci y Simon Guillain, Le Arti di Bologna, Roma 1740. Una compilación que enumera y registra gráficamente los diversos oficios ejercidos en la ciudad de Bolonia. En una de sus espléndidas estampas aparecía retratado un vendedor de libros ambulante, con su cestarepleta de volúmenes asida por un brazo, esgrimiendo con el otro un ejemplar; una de las setenta y cinco imágenes que contiene, gracias a la maestría en el dibujo de Carracci y la pericia en el grabado de Guillain. Otra de las espléndidas obras que contemplamos fue la del ya mencionado Pedro Apiano, dedicada a transcribir las inscripciones arqueológicas conservadas del imperio romano. Su título era Inscriptiones sacrosanctae vetustatis non illae quidem Romanae, sed totius fereorbis, Ingolstadt, 1534.En este apartado se encontraba la joya de la exposición, una obra que difícilmente volveremos a ver fuera del recinto universitario que la custodia, según nos confesaron sus responsables. Se trata del Libre dels feyts, también llamado Crónica de Jaume I, la copia más antigua escrita en catalán, confeccionada en Poblet en 1343. La obra, engalanada con profusas miniaturas, describe los trascendentales acontecimientos históricos acaecidos en esa etapa de la Edad Media, como la expansión territorialque acabó con la conquista de Valencia.

Debido a que una gran parte del legado bibliográfico que actualmente atesora la Universitat de Barcelona procede de fondos confiscados a los conventos de Barcelona tras la aplicación de la ley de Desamortización, es comprensible que sean numerosas las publicaciones dedicadas a temas litúrgicos, devocionales o religiosos en general. El título de este apartado era “Espiritualitat i pensament”. Destacaba por su suntuosidad ydelicada riqueza cromática, entre otros códices, una Biblia profusamente ilustrada de origen catalán, acabada entre1430 y 1470. Elaborada sobre vitela y con letra gótica, posee una serie de miniaturas dotadas de acusado realismo y encanto. Estaba flanqueada por otras similares, de carácter litúrgico, como un grueso breviario y un encantador libro de horas. En cuanto a “pensamiento”, la obra que figuraba era un códice que reunía diversos trabajos de Séneca, abierto por una ingeniosa página que facilitabael hallazgo de los temas que contenía y los párrafos más interesantes de los mismos. Una valiosa contribución realizada por una persona devota de la obra de este filósofo moralista de la antigüedad y profunda conocedora de la misma. Su título era Taula per alphabet sobre tots los libres de Seneca e la expoisicio de ells, y su autor, Luca Mannelli, quien lo compuso entre 1400 y 1450. Junto a ella figuraba la obra de René Descartes, Discours de la methode, publicada en París en 1668. Una influyente aportación metodológica que renovó el pensamiento filosófico y científico de la época, alejándolo de la tradición escolástica y alentando algunos de los ideales que impulsaron y presidieron la Ilustración.

Como sabemos, una de las máximasinquietudes de la sociedad en el transcurso de los siglos ha sidofijar las normas que deben regir la convivencia. Al existir numerosos tipos de comunidades y relacionesentre ellas, la heterogeneidad de obras es acusada. Su título era “Llei i ordre” y estaba documentado con volúmenes que ilustraban diversos mandamientos sociales, desde reglas monásticas a ordenanzas municipales, incluyendo las matrimoniales. Cabe destacar la célebre Antiquiories Barchinonensium leges quas vulgus Vsaticos appellat, impresa en Barcelona en 1544. Una compilación de usos y costumbresconformados en el transcurso de la Edad Media conocida bajo el nombre de Usatges de Barcelona y que constituye el embrión del derecho constitucional catalán. Entre las que rigen la vida académica, La Bula confirmando la erección y privilegios concedidos por el rey Felipe V a la Universidad de Cervera, dada en el año 1730 por Clemente XII. Un grueso códice que posee una original encuadernación en terciopelo, con cantoneras de plata y en el centro el escudo del pontífice y,en la cubierta posterior, el del monarca. Y entre las reglas conventuales figuraba la de Benet de Núrsia, Regla de Sant Benet. Translació al catalá per lo monge Arnaldo de Alfarrás, Ripoll 1457. Uno de los textos más leídos en el transcurso de la Edad Media, con bellas letras capitales.

El sexto y último apartado de la exposición estaba dedicado a ilustrar el interés despertado hacia los “Móns llunyans”. Entre los ejemplares que constaban vimos la Description de l’Afrique de Olfert Dapper, publicada en Ámsterdam en 1686. Y entre las obras más exóticas de todo el elenco, la producida por el italiano Antonio Agostino Giorgi con el título Alphabetum Tibetanun, dada a luz en Roma en 1762. Aparecía abiertapor una de sus historiadas estampas, recordándonos los vistosos y coloridos mandalas o tankas, planos circulares producidos por los monjes budistas. También constaba uno de los incunables de la Peregrinatio in Terram Sanctam de Bernhard von Breydenbach publicado en 1490. Una apreciada obra de viajes cuyas estampas constituyen una de las más antiguas representaciones realistas de los lugares por los que atravesó su autor, desde Roma a Jerusalén. Como recordamos, existe una versiónde esta obra editada en Zaragoza en 1498, por Pable Hurus, con los tacos xilográficos originales, la cual tuvimos la oportunidad de contemplar en una anterior exposición dedicada a dar a conocer la cultura y leyes que regían la sociedad mediterránea en el Medievo.

Todas las obrasmencionadas figuran extensamente descritas y anotadas en el magnífico catálogo editado por dicha institución, Els tresors de la Universitat de Barcelona. Fons bibliogràfic del Crai, Biblioteca de Reserva (Barcelona, Universitat de Barcelona, 2016).

Como hemos avanzado, la exposición tambiéncontaba con una serie de vitrinas, paneles y videos que ilustraban las diversas tareas que jalonan la publicación de un libro, con muestras de manuscritos, tipos, papeles, tinta, prensas y su impresión, culminándose con la encuadernación de los pliegos entintados. Incluso, para proteger la pervivencia de las obras enumeradas y como testimonio del compromiso adquirido con este valioso legado cultural, aparecía una réplica del taller de restauración que posee la Universitat de Barcelona, documentando las delicadas y meticulosas tareas que llevan a cabopara la salvaguarda del mismo; también contemplamos otras vitrinas con instrumentos y materialesempleados en la encuadernación así comoun video que inmortalizabasusexpertastareas manuales.

Puso broche a la visita la celebración de un almuerzo en un restaurante de los alrededores, momento que aprovechamos para intercambiar noticias y compartir ilusiones, ansiando vivir y experimentar sensaciones similares en un futuro próximo.

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